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La Cultura de la Cobdícia – Les Claus de la Crisi Econòmica a Catalunya

  • Juan Luis Monterroso Aranda
  • 14 mar 2016
  • 5 Min. de lectura

15 de septiembre de 2008. La gota que colma el vaso. Lehman Brothers, cuarto banco de inversión de los Estados Unidos, se declara en bancarrota. Este hecho da pie a una crisis que se ha extendido hasta la actualidad y que, por ahora, no tiene fecha de caducidad.

Durante estos ocho años de crisis diferentes economistas y analistas han intentado explicarnos cuáles han sido las causas de esta profunda recesión en la cual se ha visto envuelta una gran parte del sistema capitalista. Uno de estos economistas es Francesc Cabana. Historiador económico y comentarista de la actualidad en diferentes medios de comunicación, Cabana se aventura a explicarnos cómo hemos llegado a esta situación y acaba apuntándonos caminos posibles para salir del túnel, siempre advirtiendo de los peligros en los cuáles se podría incurrir.

El término “cultura de la codicia”, que da nombre al libro de Cabana, fue divulgado por Barack Obama, y sirve al autor para designar la combinación entre malas prácticas y soberbia que nos ha llevado al punto en el que estamos.

Hay que añadir, que La Cultura de la Cobdícia fue editado en junio del 2009, prácticamente un año después del inicio de la recesión. De esta manera, la visión que podía tener Cabana por aquel entonces y la que podemos tener en la actualidad puede ser ligeramente distinta.

Karl Marx llegó a la conclusión que las crisis económicas son cíclicas, es decir que los ciclos económicos del capitalismo se caracterizan por sucesivas etapas de crecimiento o desarrollo económico y de crisis económicas. De hecho, estas crisis cíclicas han existido siempre. Los fenómenos naturales demuestran que, por ejemplo, años de sequía se alternan con años de lluvia abundante, que hacen crecer la hierba de los pastos. Aplicado al ámbito económico, el tiempo ha demostrado que las crisis económicas que ha habido se han superado tarde o temprano. Un ejemplo fue el Crac del 29 o la Crisis del Petróleo del año 1973.

Sin embargo, nos gustaría centrarnos en el primer ejemplo. En el año 1929, una crisis financiera azotó norteamericana extendiéndose tiempo más tarde al resto del mundo. El Gobierno de los Estados Unidos, presidido por Franklin D. Roosevelt, aplicó el programa New Deal, con una fuerte inversión pública i el endeudamiento del Estado, hecho que originó ocupación y una cierta sensación de mejora. Este debería ser el camino que han de tomar países en recesión como el nuestro para salir del pozo en el que estamos metidos. Unas políticas austeras y conservadoras no pueden hacer crecer un país a corto plazo. La recuperación económica llegará cuando crezca el consumo. El consumo aumentará cuando los ingresos de los consumidores también lo hagan. Los ingresos crecen cuando se mantiene la ocupación y se crean nuevos puestos de trabajo. Se crean puestos de trabajo cuando las empresas ganan dinero. Las empresas tienen beneficios cuando hay consumo y venden sus productos. Así se cierra el ciclo.

España es un país con mucho desempleo. A Enero de 2016, el paro se situaba en un 20’5%. Las cifras son escandalosas, pero lo son aún más cuando nos fijamos en el desempleo de los menores de 25 años. El 45% de los españoles que no superan esa edad, se encuentran en situación de desempleo. Toda esta gente que no tiene trabajo lo tiene muy difícil para consumir y hacer que el ciclo del consumo siga su cauce. La tarea del Estado es crear puestos de trabajo y ayudar a las empresas para que éstas los creen. De esta manera este conjunto de españoles tendrá recursos para consumir, no tendrá miedo a endeudarse, se incentivará el consumo, etc.

Es bien conocida la frase de que un inmueble es un valor sólido, es decir que nunca pierde su valor. Esta afirmación es una media verdad ya que hay momentos donde un inmueble tiene un precio más alto o bajo que en otro. No obstante, en las ciudades este patrón se suele cumplir. Para ponernos en contexto, en Catalunya el 85% de los inmuebles son en propiedad y un 15% lo son en alquiler, Esta es una tendencia que en los países europeos sería descabellada y que habría que corregir. Durante los años de bonanza económica, cuando se construían urbanizaciones en la Costa del Sol andaluza y Marbella, cuando Paco el Pocero se dedicaba a alzar una urbanización de 13.500 viviendas en Seseña (Toledo), etc. los bancos y cajas de ahorros se dedicaban a ofrecer los llamados “créditos ninja”. Estos eran créditos a cualquiera, ya que si acababan embargando el inmueble, éste tenía un valor.

Este derroche de dinero por parte de los bancos e inversores inconscientes, unas legislaciones urbanísticas que favorecían operaciones especulativas y ciertos personajes que han intentado llenar sus bolsillos a toda costa son los causantes de la recesión que estamos viviendo.

Cabana trata diferentes casos de estafas piramidales o de cómo grandes bancos, sobre todo estadounidenses, han malgastado su capital por malas praxis. Sin embargo, no trata nada los casos de corrupción que tanto daño han hecho a este país. Es verdad que, por ejemplo, el Caso Gürtel salió a la luz pocos meses antes de la salida a la venta del libro y todavía no se conocía el alcance que ha llegado a tener. Pero desde el punto de vista actual, sí que es importante destacar los casos de corrupción que han azotado a España.

El Caso Gürtel, la Operación Púnica, el caso de las Tarjetas Black de Caja Madrid, y un sinfín de casos de corrupción que se han ido investigado en los últimos años, han participado en la situación económica que estamos viviendo. Un estudio de la Universidad de Las Palmas (año 2013) cifraba en 40.000 millones el coste social de la corrupción en España.

Centrándonos en las diferentes maneras que hay para salir de la crisis, Francesc Cabana nos apunta cuáles son a su parecer las más efectivas. Nosotros comentaremos dos de ellas.

1. La nacionalización del sistema financiero

De esta manera un banco que no ha hecho bien los deberes es expropiado por el gobierno, el sistema no se colapsa y se evita su quiebra. En 1992, en Suecia se aseguraron los depósitos bancarios de todo el sistema y se tomó el control de dos de los grandes bancos del país. Una vez saneados, se devolvieron al sector privado. Esta es una buena forma de asegurarse de que un banco no quebrará pero es arreglar los platos rotos de unos bancos que no han hecho bien su trabajo.

2. La inyección de dinero público

En 2009, Cabana seguramente no se imaginaba que la inyección de dinero público a Bankia acabaría en un escándalo de corrupción que ha acabado con la detención de Rodrigo Rato, exministro de economía en la época Aznar. Por este motivo creemos que la inyección de dinero público no es una buena opción, simplemente porque gran parte de la ciudadanía ya no tiene confianza en el sistema financiero.

3. Recuperar la confianza

Cuando la ciudadanía vuelva a confiar en el sistema financiero, cuando ya no tenga miedo a endeudarse y cuando vuelva a consumir gracias a que tiene poder adquisitivo, en ese momento el ciclo económico volverá a la normalidad.


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